La firma química de las estrellas podría ayudar a identificar sistemas solares donde haya planetas de tipo terrestre.
Según un grupo de astrónomos nuevos análisis sobre la composición del Sol podrían proporcionar nuevos métodos de detectar planetas similares a la Tierra orbitando otras estrellas.
Ya conocemos la existencia de cientos de exoplanetas, pero, debido a los sistema actuales de detección, y a la espera de los resultados de la misión Kepler, casi todos son gigantes gaseosos como Júpiter, en donde se supone que no puede haber vida. Puede que tengan compañeros de tipo rocoso o puede que no sea así. Si es el segundo caso una nueva teoría trata de explicar la razón.
Estos investigadores, dirigidos por Jorge Meléndez de la Universidad de Oporto, creen que la composición química del Sol puede que esté relacionada con la formación de planetas de tipo rocoso. Además, esta firma química, observable en su espectro, podría servir para identificar posibles sistemas solares similares al nuestro, con presencia planetas rocosos. Su teoría ha sido publicada en Astrophysical Journal Letters.
Quizás lo más interesante de la idea, según Martin Asplund del Instituto Max Planck, sea que el Alfa centauri A es una estrella muy similar al Sol y sus posibles planetas podrían ser pronto observados directamente gracias a los poco más de 4 años luz que nos separan de ella.
El equipo tuvo esta idea al comparar los espectros de 11 estrellas similares al Sol y 10 estrellas un poco menos similares con el telescopio Magallanes del observatorio Las Campanas en Chile y el telescopio Keck en Hawaii.
Aunque en estudios previos se sugería que la composición del Sol es típica, Meléndez y Asplund sostienen que la composición del Sol es inusual. Si la comparamos con sus gemelos tiene la misma cantidad de elementos ligeros, como oxígeno o carbono, que elementos más pesados como aluminio, hierro o níquel, y muestra una abundancia de entre un 10% a un 20% menor.
Apuntan que esta distribución de elementos se correlaciona fuertemente con sus temperaturas de condensación y sugieren que una alta temperatura de condensación estuvo implicada en el proceso de formación del sistema solar. El escenario que proponen es que durante la formación del Sol parte del gas se condensó en polvo que eventualmente dio lugar a los planetas.
Un 10% ó 20% de las estrellas estudiadas tienen una química que se parece a la solar. Sin embargo, según Meléndez, las estrellas con planetas gigantes no son químicamente similares al Sol.
Otra característica especial del Sistema Solar es que el Sol, al carecer de elementos refractarios, podría haber facilitado la presencia de planetas rocosos. Por ejemplo, la masa total de los elementos perdidos por el Sol es similar al total encontrado en los planetas rocosos. Además, la corteza terrestre contiene relativamente menos elementos ligeros y más refractarios comparados con el Sol.
Sin embargo, José Robles, del Kennedy Space Centre en Florida, duda de esta interpretación. Según él, aunque las medidas realizadas por Meléndez son muy buenas, se sabe que la presencia de elementos ligeros volátiles en las estrellas varía y la ausencia relativa de elementos refractarios en el Sol puede deberse precisamente a la pérdida de los primeros.
El equipo de Meléndez va ahora a estudiar 100 estrellas en busca de similitudes con el Sol. Si tienen razón el Sol, y por tanto también el Sistema Solar, sería un lugar especial, de los pocos con planetas telúricos. Aunque como hay tantas estrellas en la galaxia, no debería de ser difícil encontrar planetas de tipo terrestre, máxime si podemos identificarlos fácilmente por el espectro de su estrella.
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